Todos los finales felices son especiales, pero cuando se trata de un veterano como Goku, la alegría es todavía mayor.
Isidro y Enrique lo acogieron en su casa, y desde el primer momento apostaron y lucharon por Goku. Pese a ser un perro reactivo, decidieron no tirar la toalla, y trabajar con él para convertirlo en un perro feliz. Su casa se convirtió en el hogar de Goku, y Bubu, el otro perro de la casa, en su mejor compañero.
Goku ya formaba parte de esa familia, y ahora ya es oficial.
¡Muchas gracias, chicos, por haber comprendido a Goku y haberle dado una nueva vida! ¡Sed muy felices!